| COMUNICADO 
        DE PRENSA NUMERO 2  Con las estadísticas de la concentración de la tierra en Colombia entonando 
        el himno de la barbarie en contra de los pueblos campesinos, indígenas 
        y negritudes, no puede la historia ser más que la historia de una economía 
        que ha hecho de la guerra el principal elemento que contribuye a su funcionamiento. 
        Mientras la economía capitalista despliega la propaganda de la paz, de 
        la conciliación con la voracidad de sus intereses, esta misma economía 
        fortalece su maquinaria de guerra. Ya para 1961 los capitalistas en Colombia 
        reconocían como “aberrante” la concentración de la tierra; pero no fue 
        esta aberración el objeto de su preocupación; siempre su preocupación 
        ha sido la de cómo mantener sometidos a los pueblos a sus políticas del 
        asesinato y el despojo.
 Luego de esta declaración oficial hecha por el Ministerio de Agricultura 
        en aquél tiempo, hoy estos mismos capitalistas aprueban el Estatuto de 
        Desarrollo Rural, con el sustento material de la refundación del paramilitarismo 
        que les garantiza la profundización de esta aberración histórica y humana: 
        la destrucción definitiva de las comunidades campesinas, indígenas y negritudes 
        al destruir sus condiciones de vida en nombre del desarrollo, de la tecnificación 
        de la agricultura, de la competitividad en los mercados del mundo, de 
        la rentabilidad de la producción, de la expropiación y saqueo de sus territorios; 
        en síntesis, el despotismo sangriento del mercado.
 No está en juego la historia de cómo se ha concentrado a sangre y fuego 
        la riqueza en Colombia: está en juego, con la legalización de las guerras 
        del capital en contra de nuestros pueblos, la entronización del modelo 
        corporativo fascista de Benito Mussolini; las corporaciones, que es la 
        organización de las ramas de la producción en un solo cuerpo, son las 
        mismas cadenas productivas; con las cadenas productivas se legaliza la 
        imposición de los intereses “superiores de la producción”, como lo planteó 
        y lo hizo Mussolini en la Italia fascista. Las cadenas productivas, establecidas 
        en Colombia por la ley 811, son deudoras políticas de su vertiente fascista. 
        La ley de cadenas productivas es el marco jurídico para las nuevas formas 
        de concentración forzada de la población bajo los intereses del capitalismo.
 Para Benito Mussolini, como para el actual régimen de Uribe Vélez, estas 
        cadenas cumplen el papel de defender la concentración de la tierra, la 
        pérdida del control del proceso productivo por parte del productor directo, 
        proceso de expropiación que lleva el nombre de acumulación originaria 
        por la expoliación de los recursos, por la destrucción de la vida de los 
        pueblos, por el sometimiento a los intereses de las empresas transnacionales 
        y de los gremios económicos. Nuestra lucha es una lucha antifascista. 
        El gobierno de Álvaro Uribe Vélez expresa y materializa el fascismo en 
        Colombia.
 Cadenas productivas, Estatuto de Desarrollo Rural, y la institución INCODER, 
        entre otras instituciones, constituyen el andamiaje de un sistema económico 
        que impulsa el destierro de los pueblos hacia nuevas formas de esclavitud. 
        Las leyes son producidas para darle un carácter legal al robo del agua, 
        de los páramos, de las tierras; resoluciones como la 1516 del INCODER 
        legalizan la esclavitud de las comunidades negras bajo la política de 
        la “integración vertical”; esta verticalidad fue promulgada primero por 
        el fascismo italiano. Alimentos como la panela son arrebatados de los 
        productores directos; el productor directo es “liberado” de la producción 
        para arrojarlo a la miseria en las ciudades o para someterlo como mano 
        de obra a las cadenas productivas. El mundo asiste al bárbaro espectáculo 
        de un fascismo que se llama a sí mismo de “seguridad democrática”; al 
        impulso de unas políticas que en nombre del desarrollo y de la protección 
        del medio ambiente empuja a nuevos destierros a los pueblos campesinos.
 Razón tenía el poeta Milosz: Hitler y Mussolini ganaron una victoria que 
        ha ido más allá que la de sus ejércitos: en Colombia es la victoria de 
        la producción capitalista, con cadenas productivas, con servicios ambientales, 
        con ejércitos entrenados y financiados para el ejercicio de la más brutal 
        de las represiones.
 ¿Es legítimo el fascismo porque permite la reconcentración de la riqueza? 
        ¿Es legítimo el fascismo porque sucede a miles de kilómetros de Norteamérica 
        o de Europa? ¿Es legítimo un gobierno que legaliza las historias del crimen 
        asesinando la memoria, la palabra y la cultura de los pueblos? ¿Es legítimo 
        el fascismo porque favorece los intereses de las empresas trasnacionales? 
        ¿Es legítimo el fascismo porque dice en las Naciones Unidas que en Colombia 
        “no hay paramilitares”? ¿Es legítimo el fascismo porque los pueblos asesinados 
        son presentados por el régimen como pueblos sin nombre?
 La lucha de los pueblos es legítima porque defiende la vida del planeta; 
        es una lucha legítima porque defiende la memoria y la historia de los 
        pueblos; es una lucha legítima porque se fundamenta en la justicia de 
        la tierra.
 Álvaro Uribe Vélez es el verdugo de la tierra y la palabra. Es el verdugo 
        de la vida. ¿Cómo puede ser legítimo un régimen fascista?
 La renuncia de Uribe es parte de esta lucha antifascista.
 COMISIÓN POLÍTICA
 COORDINACION NACIONAL DE ORGANIZACIONES AGRARIAS Y POPULARES DE COLOMBIA
 Octubre 10 de 2007
   COORDINACION NACIONAL DE 
        ORGANIZACIONES AGRARIAS Y POPULARES DE COLOMBIAOctubre 10 de 2007PRESS RELEASE No. 2
 With the statistics of land concentration in Colombia as a result of barbarity 
        against peasants, indigenous, Afro- Colombians, the history can be no 
        more than a story of an economy that functions through war. While the 
        capitalist economy unfurls its propaganda of peace, of conciliation with 
        the voracity of its interests, the same economy is strengthened by its 
        war machinery. By 1961, the capitalists of Colombia already recognized 
        the concentration of land as "aberrant;" but this aberration 
        was not the object of their concern; what they have always worried about 
        has been how to maintain the people subjugated under their politics of 
        murder and robbery.
 After this official declaration made by the Ministry of Agriculture of 
        the time, today the same capitalists approve the Rural Development Statute, 
        with the material means to support the recasting of paramilitarism which 
        gaurantees the deepening of this historic and human aberration: the definitive 
        ruin of the peasant, indigenous and Afro-Colombian communities by destroying 
        the basic conditions for life in the name of development, the modernization 
        of agriculture, the competitiveness in the world market, the profitability 
        of production, the expropriation and plundering of their lands; in short, 
        the bloody despotism of the market.
 This is not a matter of how the history of the concentration of wealth 
        has been forced upon the people by violence in Colombia: it is a matter 
        of the legalization of the capital wars against our people, the taking 
        hold of Benito Mussolini's corporate fascist model; the corporations, 
        the branches of production of a single body, are the productive chains; 
        the productive chains legalize the imposition of the "superior interest 
        of production", as Mussolini explained and executed in Fascist Italy. 
        The productive chains, established in Colombia under Law 811, are political 
        debtors of the Fascist leaning. The law of productive chains is the juducial 
        framework for the new forms of forced concentration of the population 
        in the interest of capitalism.
 For Benito Mussolini, as for the current regime of Uribe Vélez, these 
        productive chains uphold the role to defend the concentration of land, 
        the loss of control of the productive process by the direct producer, 
        a process of expropriation that takes on the name of native accumulation 
        by pillaging resources, for the destruction of peoples' lives, for submitting 
        to the interests of the transnational companies. Our struggle is an antifascist 
        struggle. The government of Álvaro Uribe Vélez is fascism incarnate in 
        Colombia.
 Productive chains, Rural Development Statutes, and the Colombian Rural 
        Development Institute (INCODER), among other institutions, comprise the 
        scaffolding for an economic system banishing the people from their way 
        of life into new forms of slavery. The laws are created to give a legal 
        character to the theft of water, mountains, and land; INCODER Resolution 
        1516 legalizes slavery of the Afro-Colombian communities under the politics 
        of "vertical integration;" this verticality was first enacted 
        by Fascist Italy. Food products, like panela, are being snatched from 
        their original producers, who is then "liberated" from the production 
        to be thrown into misery of the cities or to be submitted to work as labor 
        force in the productive chains. The world watches the barbaric show of 
        a fascism that calls itself "Democratic Security;" to the beat 
        of politics that in the name of development and environmental protection 
        are pushing for renewed exiles of peasants.
 The words of poet Milosz ring true: Hitler and Mussolini won a victory 
        that has gone beyond that of their armies: in Colombia it is the victory 
        of capitalist production, with productive chains, with environmental services, 
        with armies trained and financed for the exercise of the most brutal of 
        repression.
 Is fascism legitimate because it permits the reconcentration of wealth? 
        Is fascism legitimate becauseit happens thousands of kilometers from North 
        America or Europe? Is a government legitimate that legalizes the story 
        of a crime, as it massacres our memory, our words and culture? Is fascism 
        legitimate because it favors the interests of the transnational companies? 
        Is fascism legitimate because the United Nations says that in Colombia 
        "there are no paramilitaries?" Is fascism legitimate because 
        the civilians murdered are presented by the regime as nameless?
 The struggle of the people is legitimate because it defends the life of 
        the planet; it is a legitimate struggle because it defends the memory 
        and history of the people; it is a legitimate struggle, because it is 
        founded on the justice of the Earth.
 Álvaro Uribe Vélez is the executioner of the Earth and of the word. He 
        is the executioner of life. How can a fascist regime be legitimate?
 The resignation of Uribe is part of this antifascist struggle.
 
 POLITICAL COMMISSION
 NATIONAL COORDINATION OF AGRARIAN AND POPLUAR ORGANIZATIONS OF COLOMBIA
     COMUNICATO STAMPA 
        NUMERO DUE Con le statistiche sulla concentrazione delle terre in Colombia s’intono 
        l’inno delle barbarie contro i popoli contadini, indigeni e afrocolombiani, 
        la storia non puo essere altro che la storia di un economia che ha fatto 
        della guerra il suo principale elemento che contribuisce al suo funzionamento. 
        Mentre l’economia capitalista esibisce la propaganda di pace e di conciliazione 
        con la voracita dei suoi interessi , questa stessa economia rende piu 
        forte la sua macchinaria da guerra. Gia nel 1961, i capitalisti colombiani 
        riconoscevano come “aberrante”la concentrazione della terra. Ma non fu 
        questa “aberrazione” l’oggetto della loro preoccupazione, bensi come mantenere 
        sottomessi i popoli alle loro politiche criminali e sfruttatrici.
 Dopo questa dichiarazione ufficiale fatta dal Ministro dell’Agricoltura 
        a quei tempi, oggi questi stessi capitalisti approvano lo Statuto di Sviluppo 
        Rurale, attraverso il sostento materiale del paramilitarismoche gli puo 
        garantire l”aberrazione” storica e umana, ovvero la distruzione definitiva 
        delle comunita contadine, indigene e afrocolombiane distruggendo le loro 
        condizioni di vita nel nome dello sviluppo; la tecnicizzazione dell’agricoltura, 
        la competitivita`dei mercati mondiali, la redditivita`delle produzioni, 
        delle espropriazioni e saccheggio dei loro territori; in sintesi, il dospotismo 
        sanguinario del mercato.
 Non e`la storia doi come si e`concentrata, a sangue e fuoci, la ricchezza 
        in Colombia, e`in gioco, con la legalizzazione delle guerre dei capitali 
        contro i nostri popoli, la imposizione del modello corporativo fascista 
        di Benito Mussolini. Le corporazioni che sono l’organizzazione dei rami 
        produttivi in un solo corpo, sono le stesse catene produttive. Con le 
        catene produttive si legalizza l’imposizione degli interessi “superiori 
        della produzione” cosi come fece Mussolini nell’Italia fascista.
 Le catene produttive stabilite in Colombia con la legge 811, sono di indole 
        fascista. La legge sulle catene produttive e`il contesto giuridico per 
        le nuove forme di concentrazione forzata della popolazione sotto gli interessi 
        del capitalismo.
 Secondo Benito Mussolini, come per l’attuale regime di Alvaro Uribe Velez, 
        queste catene compiono il ruolo di difendere la concentrazione delle terre, 
        la perdita dl controllo del processo produttivo del produttore diretto, 
        e`un processo di espropriazione che porta il nome di accumulo attraverso 
        lo sfruttameneto delle risorse distruggendo la vita dei popoli che vengono 
        sottomessi agli interessi delle imprese transnazionali e delle corporazioni 
        economiche.
 La nostra lotta e’ una lotta antifascista, il governo di Alvaro Uribe 
        esprime e materializza il fascismo in Colombia.
 Catene produttive, Statuto di Sviluippo Rurale e la istituzione INCODER, 
        e altre istituzioni, costituiscono l’ingranaggio di un sistema economico 
        che impulsa l’esproprio dei popoli dalle terre verso nuove forme di schiavitu’. 
        Le leggi sono prodotte per legalizzare il furto dell’acqua, delle riserve 
        naturali e delle terre. Una risoluzione come la 1516 dell’INCODER legalizza 
        la schiavitu’ delle comunita’ negre sotto la politica dell’ “integrazione 
        verticale”, questa gerarchia e’ stata promulgata dal fascismo in Italia.
 La produzione di panela e`rubata ai produttori diretti, questo stesso 
        produttore viene “liberato” dalla produzione e abbandonato alla miseria 
        nelle citta’ o viene sottomesso nella mano d’opera delle catene produttive.
 Il mondo sta assistendo ad un barbaro spettacolo fascista denominato “Sicurezza 
        Democratica”.
 Aveva ragione il poeta Milosz: “Hitler e Mussolini hanno avuto una vittoria 
        che va oltre la i loro eserciti: in Colombia si ha la vittoria della produzione 
        capitalista con catene produttive, esreciti formati e finanziati per eseguire 
        le piu brutali repressioni.
 E’ legittimo il fascismo perche concentra le ricchezze?
 E`legittimo un fascismo lontano migliaia di Km da Europa e Nord America?
 E`legittimo un governo che legalizza crimini, assassinando la memoria, 
        la parola e la cultura dei popoli?
 E’ legittimo il fascismo che favorisce gli interessi delle transnazionali?
 E’ legitttimo un fascismo che dichiara alle Nazioni Unite che qui non 
        esiste paramilitarismo?
 La lotta dei popoli e’ legittima perche difende la vita sul pianeta, e’ 
        una lotta legittima perche`difende la memoria e la storia dei popoli, 
        e`una lotta legittima perche si basa sulla giustizia terrena.
 Alvaro Uribe Velez e’ il boia della terra e della parola. E’il boia della 
        vita.
 Come puo essere legittimo un regime fascista?COMMISSIONE POLITICA
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